Una diferencia principal entre los adventistas y otros cristianos es la creencia de que la iglesia debe trabajar estrechamente con Cristo para despejar el camino para Su Segunda Venida. Hay una obra específico que la iglesia debe hacer para “preparar el camino del Señor”. Con el fin de preparar a la iglesia para esa obra, Cristo da mensajes y dones a su iglesia, como lo hizo en los días apostólicos.
Una de estas ayudas vino en la forma de una serie de mensajes dados por dos ministros jóvenes, Ancianos Waggoner y Jones, en 1888 en la sesión de la Asociación General de Minneapolis de los Adventistas del Séptimo Día. Su mensaje era sorprendentemente diferente del alimento común, y Elena de White lo identificó como el “comienzo de la lluvia tardía y el fuerte clamor” y como el “mensaje a los laodicenses”.
Este folleto no es sobre los detalles de ese mensaje. En cambio, se trata de cómo se recibió ese mensaje en ese momento y cómo se recibe hoy. La carga recae en la iglesia y en cada individuo, para asegurarse de que no haya rechazado la gracia de Dios, tal como aparece en sus mensajes a su iglesia.
Fue fatal para los judíos rechazar el mensaje de Jeremías cuando Babilonia se elevó al poder mundial; fue fatal para ellos rechazar el mensaje de Cristo cuando caminó sobre la tierra; y también será fatal para nosotros si somos culpables de rechazar el mensaje de Cristo hoy.
Contenido
- Introducción
- La Venida de Cristo Demorada
- La iglesia tiene que desempeñar su parte
- Ninguna falta en Dios
- Una seria responsabilidad
- Un preciosísimo mensaje
- Odiado por el ministerio
- Se menosprecia la verdadera religión
- Otros testimonios
- Tan generalmente reconocido
- El blanco principal de Satanás
- ¿Qué tiene que ver esto con nosotros?
- Confesión requerida
- La actitud de la Asociación General hoy
- Su resuelta negación a confesar
- ¿Qué ahora?
- No más demora
